Un gran porcentaje de los jugadores de billar de todas
las especialidades de este noble deporte artístico- científico, utilizan su
intuición como mecanismo de juego. La consecuencia real y directa de esta forma
de encarar el juego es irremediablemente un encasillamiento y restricción del
mismo. El jugador no tendrá el mismo espectro y recursos que aquel que
desarrolla diferentes técnicas y/o bases teóricas sólidas.
Contara con más ataque ante una eventual situación de
riesgo, y una serie de ángulos y aperturas que tendrán su sostén en los números
a la hora de calcular la llegada.
Un verdadero proceso de aprendizaje y superación comienza
cuando reconocemos que debemos ir perfeccionando aquello que suponíamos
conocido. Este es un punto muy importante. porque como veremos a lo largo de
esta obra – en los ejercicios de postura y efectos notaremos que la
concentración y correcta memoria muscular inciden en el resultado.
Asimismo la práctica debe estar acompañada ineludiblemente
del cuaderno de ejercicios, y la base teórica. No basta con aprender formulas.
Debemos dedicarle las horas sugeridas a cada ejercicio o posición.
La practica en los dos primeros niveles, deben ser amigables,
con situaciones de juego de fácil resolución, para poder axial tomar confianza
y obtener resultados positivos.
Pensemos por un instante todo lo que ve un perfecto
jugador: cuando se dirige a la mesa ya visualiza la o las soluciones, analiza
el porcentaje de éxito, retruques, calculo de llegada, salida, ataque, efecto
bola 1, tome de bola 2, fuerza (memoria muscular) y finalmente la ejecución.
Una vez que dominemos cada uno de estos puntos estaremos
disfrutando de este hermoso juego sin límites.
Fernando Moreira Pedro Santàngelo
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